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En la superficie, este efecto
funciona de tal modo que, si tiramos hacia arriba, los muelles entran en
acción, empujando hacia abajo. Por ejemplo, cuando las patas de los insectos
impulsan la molécula de agua al fondo, las adyacentes lo hacen en sentido
contrario, para llevarla a su posición inicial. Aunque la tensión superficial
no es muy intensa, si fuera un 2% mayor, no podríamos meternos en la piscina. Entonces, ¿cómo
se mantiene la pompa si el jabón reduce la fuerza que la crea? Pues porque su
labor es estabilizarla.
Cuando se estira la película
de jabón, su densidad disminuye y aumenta la tensión superficial: el jabón
refuerza las partes más débiles de la pompa. En este caso, no existe límite
teórico para la creación de una burbuja; se podría hacer tan grande como se
quisiera. Eso sí, al ser una estructura extremadamente sensible, la más
ligera perturbación es capaz de destruirla, desde una leve brisa o una
oscilación del instrumento con el que se genera hasta el mero contacto con
cualquier superficie. Pero hay un enemigo que resulta invencible si queremos
conseguir una pompa muy grande: la omnipresente gravedad. Te lo cuenta Miguel Ángel Sabadell en la revista Preguntas y Respuestas N.º 35 de Muy Interesante.
Pompas de jabón gigantes en Stinson Beach (California):
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martes, 12 de enero de 2016
¿Qué tamaño puede alcanzar una pompa de jabón?
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