Se suele hablar de la relación entre el miembro y el grado de satisfacción sexual fijándose erróneamente en su tamaño. Más importantes son su forma y la técnica para optimizarla. Aquí, los tipos básicos, según nos cuenta Luis Muiño en la revista Preguntas y respuestas nº. 35 de Muy Interesante:
–Lápiz. Muy común. Cuerpo uniforme, no muy grueso, y glande de forma afilada. Permite estimular por igual toda la vagina y va bien para el sexo anal.
–Champiñón. Base uniforme, también estrecha, pero con glande prominente. Es el pene ideal para disfrutar del sexo oral. Incómodo y doloroso para el anal.
–Curvilíneo. Es también muy habitual. Si la curva es grande, puede producir molestias en las zonas interiores de la vagina. Su ventaja es la capacidad de estimular el punto G femenino durante la penetración.
-Plátano. El glande y la base son del mismo grosor, pero después el cuerpo se ensancha. Quizá sea el formato más versátil, adecuado para varias posturas.
–Cono. Tipo pirámide, delgado en el glande y con un cuerpo que se ensancha hacia los testículos. Eso ayuda en las posturas más delicadas.
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