miércoles, 21 de octubre de 2015
Demuestran que las bacterias usan señales eléctricas para comunicarse entre sí, como las neuronas.
Uno de los principales activos de nuestro cuerpo es el sistema nervioso. Nuestros pensamientos, nuestra inteligencia, la manera en la que percibimos el mundo a través de nuestros sentidos y cómo actuamos sobre él a través de nuestros músculos, dependen de la comunicación eléctrica entre células especializadas, las neuronas. Cada milésima de segundo, grandes cantidades de átomos cargados (iones) entran y salen de nuestras neuronas dando lugar a pequeñas corrientes eléctricas cuya propagación permite que distintas partes de nuestro cuerpo (en particular en nuestro cerebro) se comuniquen de forma muy eficiente. Pero, ¿cómo surgió esta forma de comunicación celular? Hasta el momento sólo se había observado comunicación eléctrica en células relativamente complejas, empezando por los paramecios. Pero una investigación liderada por Jordi García Ojalvo, de la UPF, en Barcelona, en colaboración con Gürol Süel, de la Universidad de California San Diego (UCSD), en EE. UU., demuestra que células tan simples como las bacterias usan señales eléctricas para comunicarse entre sí.
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