lunes, 16 de mayo de 2016

Mito científico: los antioxidantes son buenos y los radicales libres, malos


Cuenta Miguel Ángel Sabadell en el reportaje 4 mitos que se resisten a morir de la revista Muy Interesante n.º 420 del mes de mayo que las leyendas y las creencias más difíciles de erradicar no son necesariamente las más fantasiosas. Existen muchas medias verdades o mentiras enteras que nacen a partir de confusiones y malas interpretaciones de la ciencia, como que los radicales libres no muy malos y los antioxidantes, muy buenos.  



En 2014, los medios se hicieron eco de una investigación que aseguraba que las verduras ecológicas eran más sanas que las obtenidas por métodos convencionales, dado que contenían un
60
% más de antioxidantes, sustancias que neutralizan los radicales libres; estos últimos son moléculas muy reactivas que aparecen en nuestro organismo como subproducto del metabolismo y provocan daño celular: arrastran una mala reputación desde los años 50, cuando el gerontólogo y químico estadounidense Denham Harman los ligó al envejecimiento

Denham Harman
La idea se extendió como la pólvora, pese a que el propio Harman fue incapaz de lograr que una dieta alta en antioxidantes aumentara la esperanza de vida de los ratones de sus experimentos. De hecho, en los 90 se disparó el consumo de vitamina C y ß-caroteno, antioxidantes presentes en frutas y verduras. 

Pero las investigaciones están erosionando esta creencia. En 2008, un equipo de científicos ingleses y belgas publicó un trabajo que demostraba que ratones genéticamente modificados para producir mayores cantidades de radicales libres vivían lo mismo que los ratones normales. Al año siguiente, investigadores de la Universidad de Texas probaron que los roedores modificados para generar más antioxidantes no eran más longevos que los normales. Los editores y revisores de las revistas científicas estaban tan imbuidos del mito de la maldad de los radicales libres que a los autores les costó encontrar una que publicara sus hallazgos. 

Y hay más: en 2014, un estudio liderado por Volkan I. Sayin, de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), encontró que los antioxidantes aceleran el desarrollo del cáncer de pulmón en ratones. ¿Hay pruebas con humanos? Pocas y contradictorias. Una de las más recientes, conducida por investigadores daneses, ha concluido que “el ß-caroteno, la vitamina E y altas dosis de vitamina A –todos ellos antioxidantes– podrían estar asociados a una mayor mortalidad”.

Ante tanto resultado ambiguo, ¿cómo puede seguir vigente la leyenda de los antioxidantes? Buena parte de la culpa es del mercado de los suplementos vitamínicos: en 2013, el negocio de los antioxidantes generaba en Estados Unidos mil millones de dólares, que se prevé sean 3.100 en 2020. El mito se perpetúa porque hay mucha gente ganando dinero con él, afirma Sabadell.

Puedes leer el reportaje completo en la revista
Muy Interesante del mes de mayo.


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