domingo, 8 de mayo de 2016

Policía científica: ¿cómo funciona el luminol?




El luminol es un compuesto químico formado por hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y carbono utilizado en las investigaciones policiales, ya que tiene la capacidad de identificar rastros de sangre invisibles al ojo humano, explica la criminóloga Janire Rámila en la revista Preguntas y Respuestas n.º 36 de Muy Interesante. Su aplicación es muy sencilla: cuando se disemina en forma de aerosol sobre una superficie, las manchas de líquido vital se vuelven visibles gracias a la reacción que el luminol ejerce sobre el hierro que se encuentra en la hemoglobina humana. Para que este proceso sea eficaz se requiere que el lugar esté a oscuras, pues “la intensidad de luz que despide el luminol está en proporción directa con la cantidad de la sangre presente”, señala Carlos Berbell en su libro CSI. Casos reales españoles.

Los forenses no salen sin él. Por su eficacia contrastada, el luminol es clave en el ámbito criminalístico. Y es que, además de revelar posibles indicios de una acción homicida –aunque el sospechoso crea haber limpiado el escenario a fondo–, también se usa para localizar el punto exacto donde se produjo la agresión, lo que ayuda a deducir la sucesión de los hechos. 
Sin embargo, el luminol presenta un gran inconveniente: es capaz de destruir las propiedades de la sangre cuando entra en contacto con ella, comenta Rámila. Esto puede invalidar los análisis en laboratorio. Es por ello por lo que solo se aplica en casos excepcionales y con mucho cuidado.



En España, la primera vez que la Policía Científica utilizó el luminol fue en 2001, cuando se descubrió el cadáver de una mujer en la Casa de Campo de Madrid. Las primeras indagaciones sugerían que había muerto a consecuencia de unos golpes recibidos en la base del cráneo, y en un enclave diferente de donde fue encontrado el cadáver. Pero ¿en qué punto exacto había sido? Una vez identificada la víctima, se averiguó que trabajaba en una tienda del barrio de Tetuán, que los investigadores visitaron con sus maletines repletos de herramientas de trabajo. 


El establecimiento se encontraba completamente limpio, pero cuando se apagaron las luces y se esparció el luminol por el suelo, comenzaron a vislumbrarse grandes manchas de color azul verdoso, señal inequívoca de que allí había sangre. Poco a poco, otras más surgieron en la pared, en una percha, en el brazo de un maniquí…; así, hasta en un total de diecinueve lugares. Estaba claro que allí había ocurrido algo espantoso. Los análisis de la sangre hallada en el local confirmaron que pertenecía a la víctima de la Casa de Campo, lo que llevaría a la detención y la posterior condena del dueño del establecimiento por asesinato.




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