Hechos a mano o con impresoras 3D, se parecen a los niños mutilados, con cáncer, autismo o ciegos a los que van destinados. Los chavales se identifican más con ellos, porque tienen sus mismas características.
La infancia de cada persona está ligada a una muñeca o a un muñeco que le ha hecho vivir aventuras maravillosas. Barbie, Kent, Geyperman... Sus cualidades, reales o imaginarias, sirven para que un niño se identifique con ellos; tanto, que se convierten en sus confidentes más íntimos. Pero hay veces que esto no ocurre.
Es lo que le pasaba a dos de los hijos de María Kentley, diagnosticados de autismo. Esta australiana pensó que a otros muchos pequeños que atraviesan circunstancias particulares –mutilados, enfermos crónicos o paralíticos– podía sucederles lo mismo. Así que se puso manos a la obra y creó una línea de juguetes inspirados en las muñecas Bratz, con cabezas grandes, ojos almendrados y anchos labios. El primero que elaboró para sus hijos luce un orgulloso lema en la camiseta: “Soy autista”. Hay muñecas con la cabeza rapada, como un enfermo de cáncer; con prótesis o en silla de ruedas, te contamos en la revista SALUDABLE n.º 6 de Muy Interesante.
La experiencia se ha hecho viral en la Red a través de la etiqueta #toylikeme –un juguete como yo– con la que los padres han pedido a los fabricantes que incluyan personajes con discapacidad entre sus modelos. La iniciativa responde a una tendencia en favor de los juguetes inclusivos, término con el que los pedagogos se refieren a las iniciativas pensadas para que los niños con competencias singulares puedan disfrutar jugando igual que lo hace el resto.
La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de 2006, considera clave el ocio. Los educadores dicen que actúa como un regulador del estado de ánimo e insisten en que no hay que olvidar que los menores con una particularidad física o psíquica antes que nada son niños y necesitan divertirse. A María Kentley no se le va de la cabeza. De hecho, confiesa que lo mejor es ver su reacción cuando reciben el regalo. Personaliza cada uno a mano y logra que la identificación de los pequeños con el juguete sea absoluta.
En respuesta a la campaña en las redes sociales, la compañía británica Makies ha lanzado muñecas con muletas y distintas discapacidades. Están impresas en 3D y cuestan 105 euros. Cabe la posibilidad de personalizarlas con accesorios o con características físicas, como una cicatriz. De las tres versiones básicas que se han puesto a la venta, una usa lentes y lleva bastón, la segunda muestra una prominente marca de nacimiento en la cara y la última utiliza un aparato de audición y dice “Te quiero” al niño en lenguaje de signos.
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Lo compartí en varias páginas está muy buena la iniciativa. Saludos.
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