jueves, 7 de abril de 2016

Aquí (quizá) descansa Nefertiti


Hirokatsu Watanabe, especialista japonés en radares, escanea
el muro norte de la tumba de Tutankamón. Foto: NG
   

La esposa del faraón hereje Akenatón se ha convertido en la musa de la egiptología. Su belleza clásica inmortalizada en la famosa estatua, sumada a la fascinación que ejerce el reinado revolucionario y trágico de su marido, hace que se den alas a cualquier hallazgo, a la zaga de recuperar el interés mágico y turístico por Egipto.

La última novedad es mera hipótesis, pero no la ha formulado un cualquiera. El conocido egiptólogo británico Nicholas Reeves, que en 2000 descubrió una de las últimas tumbas halladas en el Valle de los Reyes, la denominada como KV63, ha conmocionado a expertos y neófitos en la historia del antiguo Egipto con una arriesgada suposición: la tumba de Nefertiti estaría situada junto a la de Tutankamón.


Según cuenta el periodista José Ángel Martos en el dossier 20 grandes misterios de la arqueología, que publica en la revista Muy Interesante n.º  419 del mes de abril, Reeves llegó a esta conclusión estudiando las imágenes escaneadas en alta resolución del perímetro de la tumba del joven rey, que se tomaron para recrear la cámara en un lugar aparte y evitar el desgaste de la original. Así dio con las señales de dos puertas, que conducirían a sendas cámaras. Una sería tan solo una pequeña habitación de almacenaje. Pero la otra, hacia el norte, sería mucho mayor y, en palabras de Reeves, “contendría la sepultura intacta de la propietaria original de la tumba, Nefertiti”.

Pero ¿por qué Nefertiti y no otro personaje? Al analizar ciertas pinturas de la tumba, el egiptólogo encontró en imágenes del dios Osiris rasgos físicos tradicionalmente asociados a la reina. Además, es sabido que la de Tutankamón no es una tumba mayor, algo que siempre se ha relacionado con su muerte prematura a los diecinueve años. Al no tener tiempo para edificar, no habría habido otra solución que asignarle un espacio funerario preexistente, que podría haber sido parte de una tumba más importante.


La teoría fue recibida con un intenso fuego de artillería de los rivales de Reeves, como el antaño omnipotente Zahi Hawass, que lo expulsó en 2002 del Valle de los Reyes bajo la acusación de tráfico de antigüedades. Sin embargo, el actual Gobierno egipcio ha autorizado al británico a investigar con un radar no invasivo en la tumba de Tutankamón, trabajo que empezó en noviembre pasado. El escaneado con radar –el método más efectivo– lo dirige un veterano y prestigioso científico japonés, Hirokatsu Watanabe, cuyos primeros resultados encajan con las teorías de Reeves. Parece que hay “una entrada a algo”, dijo el nipón tras la primera exploración. Falta saber a qué y, quizá, a quién.



Puedes disfrutar del reportaje completo en
la revista Muy Interesante de abril.



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