miércoles, 6 de abril de 2016

La fórmula científica del sex appeal



Dicen que la belleza está en los ojos subjetivos del que mira, pero muchos estudios científicos señalan que nuestra idea del atractivo se basa en factores medibles que desembocan en la fórmula del sex appeal.


A una mujer le bastan tres minutos para decidir si un hombre le interesa para una relación pasajera. ¿En qué se basa? En la anchura del rostro del varón. En una prueba realizada durante un evento de citas rápidas, la psicóloga Katherine Valentine y sus colegas de la Universidad deAdministración de Singapur concluyeron que el índice fWHR (siglas inglesas de ratio entre anchura y altura facial) de los hombres, es decir, la proporción entre el ancho y la longitud de su cara, es un indicador físico de masculinidad; cuanto más elevado es este índice, mayor es el atractivo sexual del sujeto. No en vano, las facciones anchas hacen que “un individuo sea percibido como más seguro de sí mismo, más exitoso, más agresivo y más capacitado para sobrevivir en una pelea cuerpo a cuerpo”, explica Valentine. 

Si ese rostro amplio cuenta con una mandíbula pronunciada, unos pómulos marcados y una barbilla prominente pero no desmedida, su efecto será arrebatador, comenta Elena Sanz en el reportaje La fórmula del sex appeal que firma en la revista Muy Interesante n.º419 de abril. Todo apunta a que estas preferencias cuentan con una sólida base hormonal, ya que esos rasgos se relacionan con altos niveles de testosterona, la hormona masculina por excelencia. Dicho de otro modo, una cara así conformada lanza un mensaje visual muy claro –e inconsciente–: “Soy fértil”. Por si ese argumento no fuera suficiente, resulta que esos atributos faciales son indicadores de un fuerte sistema inmune y de bajas concentraciones de cortisol, la hormona del estrés. Así lo demostraron Fhionna Moore y su equipo de la Universidad Abertay, en Dundee (Escocia), en la revista Nature Communications. “Estos hombres son mejores candidatos para procrear, porque están sanos y su descendencia será más fuerte, y por eso atraen a las mujeres”, explica Moore.

Sigamos con los números: la capacidad seductora de una mujer se puede predecir midiendo la distancia entre sus ojos, y entre estos y la boca. A partir de cuatro experimentos diferentes, científicos de las universidades de California y Toronto calcularon que la separación idónea entre los ojos y la boca supone el 36% del total de la longitud de la cara. Y que el espacio horizontal entre los ojos es ideal cuando representa el 46% de la anchura facial. Estas dimensiones coinciden más o menos con las del rostro estándar.
Como explicaban los autores del trabajo en la revista Vision Research, la percepción del atractivo facial es el resultado de un procesamiento cognitivo inconsciente mediante el que analizamos todas las caras que vemos y calculamos la media de los ratios ideales. Los rostros que se alejan de ella nos parecen feos o descartables.



El vello facial también juega un papel sutil en el juego de la atracción. Un estudio de la Universidad de Gales del Sur, en el Reino Unido, ha desvelado que los hombres con una barba de diez días son considerados más atractivos, masculinos y saludables que los rasurados. Sin embargo, un trabajo dado a conocer en la publicación Evolution & Human Behavior afirma que las chicas que buscan un padre para sus hijos tienden a preferir candidatos que lucen una barba poblada.
Continuemos nuestro recorrido facial por las bocas. Los hombres se sienten más atraídos por los labios grandes, mientras que para una mujer los labios viriles deben mezclar con equilibrio sensualidad y rudeza: así, les resultan más seductores los de volumen intermedio.

Y si nos fijamos en los ojos, más que su tamaño, lo que determina su gancho es si poseen o no anillo limbal, el círculo oscuro que rodea el iris y lo separa del blanco del globo ocular. Según científicos de la Universidad de California, una persona es más atractiva cuanto más negro y perfilado sea ese anillo. No en vano, los expertos consideran esa característica un indicador de buena salud.
El color de la piel tampoco nos pasa desapercibido cuando andamos a la caza y captura de pareja. Un tono facial ligeramente dorado parece funcionar como un imán para el sexo opuesto. Una investigación publicada en el Journal of Primatology lo atribuye a que ese rasgo indica que incluimos abundantes frutas y verduras en la dieta, dos fuentes de pigmentos carotenoides que colorean la piel. Se trata además de potentes antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades, fortalecen las defensas, son importantes para el sistema reproductivo y previenen el cáncer.
¿Y quién no quiere una pareja sana?

Una tez rosada también puede ser una fuerte baza para ligar tal vez porque un rostro con una buena provisión de sangre y oxígeno suele relacionarse con unos pulmones robustos y un corazón fuerte y sano. De hecho, los diabéticos y los fumadores, así como los afectados por enfermedades cardiacas, tienen menos irrigación en la piel y exhiben un tono más pálido.


Pese a lo que engatusa una cara bonita, no es lo primero que capta la atención del género masculino. Usando tecnologías de seguimiento ocular, Sarah Gervais y sus colegas del Departamento de Psicología de la Universidad de Nebraska-Lincoln, en EE. UU., comprobaron que, ante una mujer, las miradas masculinas se dirigen antes a sus pechos y su cintura, especialmente si luce una figura en forma de reloj de arena: pechos grandes, cintura estrecha y caderas anchas. Este canon de belleza es intemporal, y lo encontramos en fuentes tan dispares como la literatura inglesa del siglo XVI, los escritos chinos del siglo IV o los relatos épicos indios Mahabhárata y Ramayana, con casi 2.500 años de antigüedad, explica Elena Sanz.




Puedes disfrutar del reportaje completo en la revista Muy Interesante
del mes de abril.




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