lunes, 29 de febrero de 2016

Las cabinas de bronceado, aliadas del melanoma


La Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA) ha propuesto que los fabricantes de cabinas de bronceado adviertan de los riesgos que entraña su uso, igual que ocurre con el tabaco, y que se fijen los dieciocho años como edad mínima para utilizarlas. Según la Academia Estadounidense de Dermatología, la probabilidad de que los usuarios habituales desarrollen un melanoma se incrementa un 59 %, señala la revista Muy Interesante n.º 418 del mes de marzo.

La propuesta está en línea con las recomendaciones de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, que forma parte de la OMS. Esta organización ya incluyó el bronceado artificial entre los factores causantes de cáncer. Lo situó en el primer grupo de carcinógenos, y equiparó los efectos de los rayos UV sobre la piel a los que produce el tabaco en los pulmones.


Australia, el país del mundo con más incidencia de melanoma, prohibió de inmediato su uso, y otros países como Brasil se sumaron a la medida. La Academia Española de Dermatología y Venereología apunta que una de las causas del crecimiento del melanoma en nuestro país en los últimos años es la proliferación de cabinas.



La misión ExoMars de la ESA buscará la chispa de la vida en Marte

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Si todo discurre según lo planeado, a mediados de marzo la ESA enviará a Marte la primera de las sondas que integran su programa ExoMars, desarrollado en colaboración con la agencia espacial rusa (FKA), según informa la revista Muy Interesante n.º 418 del mes de marzo. 

Debido a la privilegiada posición relativa que este año tienen la Tierra y el planeta rojo, el viaje solo durará siete meses, por lo que previsiblemente la nave alcanzará nuestro mundo vecino en octubre. En ese momento, comenzarán a trabajar los dos ingenios de los que consta la misión: el orbitador Trace Gas Orbiter (TGO) y el módulo de aterrizaje Schiaparelli –en la imagen de la izquierda–, bautizado así en honor al astrónomo italiano y gran observador marciano del siglo XIX Giovanni Schiaparelli.

El TGO se situará a 400 km de altura sobre la superficie y realizará un análisis detallado de la atmósfera, en busca de gases que puedan tener un origen biológico, como el metano. También estudiará las zonas donde podría amartizar el róver que la ESA lanzará en 2018, y que constituye la segunda parte de la iniciativa ExoMars. Por su parte, el módulo Schiaparelli pondrá a prueba las tecnologías que se han ideado para que ese vehículo se pose sin problemas, como el radar de altimetría y el sistema de frenado.

Oxia Planum, el lugar de aterrizaje.





domingo, 28 de febrero de 2016

Las pastillas efervescentes aumentan la tensión arterial



El paracetamol y la aspirina efervescentes y el ibuprofeno soluble incrementan hasta siete veces la probabilidad de desarrollar hipertensión si se consumen de forma continuada. La razón: incorporan una cantidad extra de sodio para aumentar su absorción en el organismo, lo que hace que se superen los niveles recomendados de este mineral, informa la revista Muy Interesante n.º 418 del mes de marzo.

Tomar estas formulaciones sube un 16% el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un infarto cerebral. Es la conclusión a la que ha llegado un grupo de expertos de las universidades de Dundee y de Londres, en el Reino Unido, tras seguir durante siete años la evolución de 1.300.000 pacientes que consumían fármacos efervescentes o modalidades sin sodio añadido (valoraron 140 presentaciones distintas). Dado el riesgo que puede entrañar un exceso de sodio en el organismo, los médicos sugieren que se especifique su presencia en las etiquetas de estos productos.





¿Por qué nos gusta sentir miedo?



Diversos factores neuropsicológicos y culturales (más presentes en unas personas que en otras) nos llevan a pasarlas canutas voluntariamente, impulso que alimenta a toda una industria del entretenimiento.


El pintor belga René Magritte (1898-1967) dijo esto: “Uno no puede hablar acerca del misterio, debe ser cautivado por él”. A lo largo de la historia de la humanidad, millones de personas han sucumbido a un placer paradójico: acercarse a lo desconocido y disfrutar con el temor que les produce. Aunque el objetivo último de la sensación de pánico es el desasosiego, muchas personas son capaces de deleitarse con el miedo si lo experimentan en una situación controlada.

Ya en el siglo VIII a. C. encontramos un temprano ejemplo del gusto por lo siniestro. Homero relata lo siguiente en la Odisea: “Andaban en grupos aquí y allá, a uno y a otro lado de la fosa, con un clamor sobrenatural, y a mí me atenazó el pálido terror”. Luego aparecen los siguientes ingredientes: cabezas que hablan cuando se acercan a la sangre, muertos vivientes que quieren acabar su tormento, el espanto ante la Gorgona… El relato de las andanzas de Ulises fue trasmitido por tradición oral: si el texto se conserva, es porque muchos encontraron placer en recitarlo.

Desde entonces, miles de obras literarias, pictóricas y, en los tiempos modernos, cinematográficas han explorado ese paradójico disfrute. A partir del auge de la literatura gótica a finales del siglo XVIII, el terror se convirtió en género. Un hecho demuestra su vigencia: en todas las épocas posteriores podemos encontrar alguna narración espeluznante convertida en fenómeno de masas. Desde los clásicos Drácula o Frankenstein hay un continuo que culmina, de momento, en el auge de las actuales series de terrorThe Walking Dead, American Horror Story, Penny Dreadful…– y taquillazos como Paranormal Activity 4, que recaudó más de cien millones de dólares en su estreno a pesar de que se creía una fórmula agotada.
La pintura, los parques de atracciones, la música y el cómic también nos han invitado en los últimos años a seguir pasándolas canutas sabiendo que muchos responderían a la llamada. ¿Por qué?  Como ocurre con todo fenómeno psicológico masivo, confluyen distintas causas, señala el psicoterapeuta y divulgador  Luis Muiño en el reportaje Por qué nos gusta sentir miedo que firma en la revista Muy Interesante n.º 418 del mes de marzo.


 Paranormal Activity 4
Uno de los factores más citados tiene que ver con la hiperactivación física. A menudo se explica afirmando que quienes disfrutan de tales sensaciones solo experimentan una descarga de adrenalina, no miedo de verdad. Nuestro mecanismo cerebral de alarma se sitúa principalmente en la amígdala, un centro del sistema límbico, el encargado de reaccionar ante las emociones.
Experimentos como los realizados por Daniel Schacter, profesor de Psicología de Harvard, en EE. UU., demuestran que los pacientes con daños en esa área recuerdan la asociación entre ciertos acontecimientos y un estímulo negativo, pero no perciben ningún efecto emocional. Cuando se activa, genera reacciones fisiológicas como el aumento de la tensión arterial y del metabolismo celular. También conlleva una liberación de catecolaminas, grupo de neurotransmisores donde se hallan la adrenalina y la dopamina y que es responsable de la sensación de euforia que experimentamos tras pasar un mal rato.

En la misma línea, el investigador Jeffrey Goldstein, profesor de Psicología Social de la Universidad de Utrecht, en Holanda, sostiene que el género de terror proporcionaría un entretenimiento violento aceptado socialmente. Se trata, en definitiva, de activar las hormonas extremas –testosterona, adrenalina, cortisol…–, y una forma de conseguirlo es sentir escalofríos y angustia en una situación controlada.
Los partidarios de esta teoría nos recuerdan que las historias de canguelo han permitido, desde tiempos remotos, liberar sentimientos políticamente incorrectos incrustados en nuestro hardware biológico. Un ejemplo es la venganza: la historia de la víctima que vuelve de entre los muertos para ajustar cuentas se ha convertido en un tópico. Disfrutamos con la adrenalina que genera ver al fantasma justiciero en un ámbito en el que están permitidas ese tipo de bajas pasiones, señala Muiño en el artículo que puedes continuar leyendo en la revista Muy Interesante de marzo.

Además, Muiño te ofrece un test con el que podrás medir tu nivel de placer ante historias espeluznantes. Piensa en tu conducta y sentimientos ante esas experiencias en los últimos meses –cambiamos con la edad– y marca cuando la frase no se te pueda aplicar en absoluto en ese periodo de tiempo; 2, si te sientes identificado con ella en ocasiones contadas; 3, cuando se te pueda adjudicar bastantes veces; y 4, si has sentido eso siempre:









sábado, 27 de febrero de 2016

Esta hiena se lleva una sorpresa al intentar comerse un elefante por el ano


La vida de carroñero no es fácil. Esta hiena se las vio muy felices cuando se topó con un elefante muerto y comenzó a hincarle el diente por uno de los sitios de más fácil acceso: el ano. Como puedes ver en este vídeo de luz infrarroja, introdujo la cabeza por el orificio del proboscídeo para acceder a los intestinos y hacerse con un buen bocado cuando los gases producto de la descomposición le jugaron una mala pasada.

viernes, 26 de febrero de 2016

10 cosas que no sabes sobre la acidez de estómago


El ácido gástrico que sube por el esófago causando ardor afecta al 10 % de la población y puede tener serios efectos negativos. Aprende a combatirlo.

Cuando comemos, los alimentos recorren en apenas unos segundos los 25 cm o 30 cm que forman el esófago, el tubo del aparato digestivo que comunica la garganta con el estómago. Para entrar en este, deben flanquear el esfínter esofágico inferior, un portón formado por un anillo de músculos cuya función es impedir que la comida ingerida vuelva hacia atrás, explica el periodista de salud Francisco Cañizares en el reportaje La acidez de estómago que publica en el suplemento Vivir+sano de la revista Muy Interesante n.º 418 del mes de marzo. Pero a veces el sistema falla, la válvula se relaja y el ácido gástrico encargado de desintegrar los alimentos para que el intestino pueda asimilar los nutrientes hace el recorrido inverso y produce una quemazón que sube hasta la laringe.

Casi todo el mundo ha tenido esa sensación alguna vez después de comer mucho, e incluso el 10% de la población la padece habitualmente. Cañizares ofrece diez cuestiones sobre el ardor estomagal que suelen preocupar a quienes padecen este mal, como si contribuyen al ardor –o reflujo gastroesofágico– ciertos alimentos o medicamentos, si el agua y el bicarbonato aumentan la acidez, si lo empeora la ropa ajustada, el tabaco o la siesta, si es cosa de nervios o cuáles son sus efectos a largo plazo.







jueves, 25 de febrero de 2016

Así daña a la salud la soledad tóxica


El aislamiento social involuntario y el aumento de enfermedades van de la mano. Vivamos o no en solitario, la salud mejora si sentimos que los demás nos quieren, respetan y acompañan.
 

El 5 de abril de 1976, la prensa informó de la muerte de Howard Hughes. Aviador, director de cine e ingeniero autodidacta, este empresario multimillonario había desaparecido de la vida pública. Pasó los últimos diez años de su existencia como un ermitaño, desnudo y acosado por el miedo a los gérmenes. La ansiedad que le asaltaba era tan grande que hacía que sus ayudantes se sometieran a complejos ritos de lavado de manos. Los medios difundieron que, al morir, el FBI tuvo que reconocerle por las huellas dactilares. Los que le conocían no hubieran podido identificar aquel cuerpo barbudo y con largas uñas consumido por años de desatención autoinfligida. 

La relación entre aislamiento social y agravamiento de las enfermedades forma parte del imaginario colectivo. Abundan los ejemplos de famosos que han muerto de manera prematura por faltarles el cuidado de seres queridos: Janis Joplin, Michael Jackson, Enrique Urquijo... La vulnerabilidad física y psicológica que produce la separación involuntaria de los demás es innegable. La escritora Concepción Arenal (1820-1893) la describió en una sentencia: “Un hombre aislado se siente débil. Y lo es”.

El creciente individualismo ha hecho aumentar el número de personas que sufre soledad tóxica, es decir, que se siente abandonada emocionalmente. La compañía madrileña Análisis Sociológicos, Económicos y Políticos (ASEP) ha presentado un informe que alerta de este fenómeno. Según su análisis, más de la mitad de los españoles habría experimentado esta circunstancia durante el último año. Es más, el 10%, en torno a cuatro millones y medio de ciudadanos reconocen que, con frecuencia, se sienten excluidos, desterrados o como un lobo solitario. 

Los datos de este informe son muy relevantes, porque diferencian la soledad tóxica –aislamiento social involuntario– de la soledad beneficiosa –deseo de intimidad voluntario–. El estudio muestra que vivir solo o acompañado –una variable utilizada a menudo como baremo de la falta de apoyo social– no tiene nada que ver con la sensación subjetiva de incomunicación. Alrededor del 60% de las personas que viven sin compañía lo hace por voluntad propia.

La investigación apunta que cohabitar con otras no nos libra de la impresión: el 52,6% de los españoles que comparte techo siente ese aislamiento involuntario en algún momento. El poeta Ramón de Campoamor (1817-1901) decía que “no hay soledad más espantosa que la de dos en compañía”. También ocurre lo contrario: vivir solo no significa enclaustrarse y romper con el entorno. Menos aún en un mundo en que las nuevas tecnologías han acercado unas casas a otras, señala el psicoterapeuta Luis Miño en el artículo Soledad tóxica que publica en la revista SALUD n.º 5 de Muy Interesante.

Hoy pueden objetivarse las consecuencias para la salud de un destierro emocional. Varios estudios han encontrado correlación entre este factor y el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Una investigación de la Escuela Médica de Harvard, en Boston, desveló hace una década que los hombres con pocas relaciones sociales tienen más riesgo de padecer problemas cardiacos. Por las mismas fechas, investigadores de la Universidad de Wisconsin, en EE. UU., y del King’s College de Londres llegaron a la misma conclusión tras estudiar la evolución de chicos solitarios. Los versos de Antonio Machado (1875-1939) parecen que tienen base fisiológica: “Poned atención: un corazón solitario no es un corazón”.

Desde esos estudios pioneros hemos avanzado hasta investigaciones que hilan más fino y descubren que el impacto biológico de la incomunicación acaba entrando incluso en los procesos más básicos del organismo. Un trabajo reciente ofrecía una explicación de cómo afecta la soledad a la respuesta inmune. La investigación, publicada en la revista Genome Biology, ofrecía datos concordantes con la hipótesis de que los individuos sin apoyo social sufren un aumento de señales inflamatorias en el organismo que los hace mucho más vulnerables a enfermedades cardiovasculares, a infecciones y a otros problemas potencialmente graves como el cáncer.

Luis Muiño también nos ofrece en su reportaje un test psicológico con el que podemos valorar nuestro grado de apoyo social:








Dramáticas imágenes de un oso polar devorando una cría de su especie



Un nuevo video difundido por National Geographic muestra cómo un oso polar macho persigue a una hembra y a su cachorro a través del paisaje ártico, para finalmente dar caza al pequeño osezno. Aunque la grabación es toda una primicia, la realidad es que tanto los esquimales como los zoólogos aseguran que no se trata de algo nuevo. El motivo de esta escalofriante conducta parece ser que los osos polares, al igual que otros mamíferos, pueden matar a las crías de un macho rival para forzar a la hembra a aparearse, por lo que el objetivo es más sexual que alimenticio. No obstante, algunos expertos aseguran que esta conducta también se ve reforzada por el calentamiento climático y a la reducción de la superficie de hielo causada por este de la que se sirven estos plantígrados para dar caza a focas y otros animales que pasan nadando por debajo de ella.

¿Se puede congelar una pompa de jabón?




Podría pensarse, dada su fragilidad, que las pompas de jabón explotarían antes de llegar a congelarse. Sin embargo, como te contamos en la revista Muy Interesante n.º 418 de marzo, si se las somete a una temperatura suficientemente fría, alcanzan ese estado, como se vio en un experimento llevado a cabo en el Observatorio del Monte Washington, en Nuevo Hampshire (EE. UU.). Durante el mismo, se apreció que a temperaturas de entre -24 °C y -33 °C las bolas de agua con jabón se hielan.

También hay testimonios de este fenómeno en fotos tomadas en el nordeste de Estados Unidos durante las olas de frío polar que barrieron el país en los inviernos de 2014 y 2015. Asimismo, en algunas páginas web explican cómo hacer bolas de jabón heladas en el congelador de casa.


¿Qué significa la 'S' de Superman?




La respuesta depende de la fuente a la que se acude, afirma Maite Grimán en la revista Extra Preguntas y Respuestas n.º 35 de Muy Interesante. A lo largo de los tebeos, las películas y las series de televisión ha ido variando el escudo, que luego ha servido de inspiración para el desarrollo de otros superhéroes como Batman. Por un lado, el emblema es un brillante elemento estético en el diseño del personaje de DC Comics. Pero la familia, tanto biológica como adoptiva del personaje, tiene mucho que decir en el tema. En Superman: The Movie (Richard Donner, 1978), la S representa el escudo de armas de la Casa de El, en el planeta Krypton, a la que pertenece nuestro protagonista, Kal-El, hijo de Jor-El.

En otras referencias, es la madre adoptiva en la Tierra, Martha Kent, quien cose el famoso disfraz con las mantas que iban en la cápsula que trajo al futuro superhombre del espacio y donde también viajaba el emblema. O es su padre adoptivo, Jonathan Kent, quien idea el icono a partir de la imagen de una serpiente en una manta que unos indios americanos regalan a un antepasado suyo en agradecimiento por haberlos curado de una enfermedad.

Aún hay más: el propio Superboy explica en un cómic que él mismo eligió la letra en representación de su cometido: salvar vidas (Save lives), detener el crimen (Stop crime) y ofrecer superayuda (Super-aid) a quien la necesite. Ya de adulto, Superman le explica a su amada Lois Lane en el film El hombre de acero (Zack Snyder, 2013) que se trata del símbolo kryptoniano de esperanza.

Por cierto, los apellidos de los autores del cómic original empiezan por S: Jerry Siegel y Joseph Shuster son los creadores de esta leyenda del superalien que fue criado en Smallville, Kansas (aquí falló la inicial). Pedimos disculpas a los fans si nos hemos dejado alguna explicación por el camino; Sheldon Cooper no pudo atender nuestra llamada; y son él y sus colegas la fuente mejor informada.


Los sonidos del ambiente modelan las capacidades musicales de tu cerebro

Existe una afinidad sónica en cada persona, innata y que se va adquiriendo
con el paso del tiempo en función de los estímulos ambientales. / Foto: Hernán Piñera

A la hora de procesar los estímulos acústicos, los sonidos ambientales desempeñan un peso fundamental, según una teoría desarrollada por científicos de la Universidad Complutense de Madrid. La investigación repasa diferentes estudios de disciplinas como la antropología, la historia o la neurociencia. Los sonidos del siglo XVIII que rodearon a Mozart le influyeron decisivamente a la hora de componer.

Desde que nacemos estamos rodeados de sonidos. Diferentes estudios han abordado la relación que tienen con la formación del individuo, tanto desde el punto de vista antropológico como cultural o neurológico, y ahora investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) los han analizado para desarrollar una teoría que establece que los sonidos del ambiente condicionan las capacidades musicales del cerebro. “Las modelan activamente e incluso antes de nacer, pero con unos márgenes amplios de modificación”, explica Javier Campos Calvo-Sotelo, investigador de la facultad de Geografía e Historia de la UCM y autor principal del estudio, que se publica en Psychology of Music.
Wolfgang Amadeus Mozart, de niño.


Según la nueva teoría, existe una afinidad sónica en cada persona, innata y que, a la vez, se va adquiriendo con el paso del tiempo en función de los diferentes estímulos ambientales. El papel de los progenitores, especialmente el de la madre, resulta fundamental. “La vocalidad materna en particular y el ambiente sonoro del hogar en el que viva el niño ejercerán una influencia considerable en la relación que este establezca y desarrolle con la música”, afirma Campos . 

El trabajo realiza una revisión de diferentes iconos musicales, señalando la época y el contexto en el que realizaron sus obras. Mozart, por ejemplo, escuchaba principalmente “pájaros, voces humanas, carros con ruedas metálicas que se mueven por las calles adoquinadas y los sonidos agudos del látigo del cochero”, según describió el compositor Murray Schafer. En opinión de este autor, habría una correlación entre los sonidos del siglo XVIII y la música compuesta por Mozart, llena de frecuencias medias y altas, donde los tonos graves son bastante ligeros. 

Gioachino Rossini
Las óperas de Rossini, por su parte, cuentan con ritmo fuerte, influido por la incipiente maquinaria industrial que se desarrollaba en la época en que las creó, en el siglo XIX, según el musicólogo Roger Alier. En cuanto a géneros, el rock se asocia con motores de combustión, motos, taladros, golpes de martillo, máquinas mezcladoras de cemento y el metro, típicos de la sociedad en la que se compone, en los siglos XX y XXI. “El estudio plantea la existencia de una afinidad sónica que obedecería a una serie de causas funcionales dentro de la lógica de la evolución de la especie humana”, concluye Campos.


Caray cruz del gluten: cuatro alternativas al causante de la enfermedad celíaca



Formado por proteínas y componente esencial –y saludable– de ciertos cereales, el gluten causa la enfermedad celíaca, intolerancia que afecta a una de cada cien personas. Te ponemos al día de lo que se sabe sobre ella y de los esfuerzos para erradicarla.

Si te llevas un pedazo de masa de pan cruda a la boca y lo masticas lentamente, notarás cómo va adquiriendo consistencia hasta alcanzar una elasticidad parecida a la del chicle. Se debe a que la harina de trigo, el cereal más consumido en el mundo, contiene gluten, o lo que los chinos muy gráficamente apodan como músculo de la harina. Este componente consiste, sobre todo, en gliadinas y gluteninas, las moléculas proteicas más grandes de la naturaleza. Ellas son las que se ocupan de mantener cierta tensión en los panes, como hacen las fibras musculares de nuestros brazos.
Mientras están secas dentro del saco de harina, ambas proteínas permanecen inmóviles, pero en cuanto se humedecen con agua, empieza el baile: se desplazan, cambian de forma, se acercan unas a otras, establecen enlaces entre ellas y, finalmente, se disponen formando una espiral con muchas vueltas. Si la masa se estira, estas curvas se enderezan, y si se relaja, las espirales vuelven a formarse y la materia prima encoge, explica Elena Sanz en el artículo Cara y cruz del gluten que publica en el suplemento Vivir+sano de la revista Muy Interesante n.º 418 del mes de marzo.

Aunque los panaderos manejan a diario la química del gluten con absoluta naturalidad en sus obradores, si nos paramos a analizarla a fondo hay que reconocer que se sale de lo común. Por un lado, las levaduras del pan generan gas –dióxido de carbono– por la fermentación de los azúcares, y la masa se expande como un globo. Pero simultáneamente, nuestro protagonista forma una malla con la resistencia necesaria para que las paredes de las burbujas internas nunca lleguen a romperse. Así, cuando la hogaza o los productos de bollería se hornean, el gluten inflado se seca y forma una estructura al mismo tiempo flexible y consistente que deja múltiples huecos en su interior.

En definitiva, que podamos disfrutar de una tierna miga porosa o de un bollo esponjoso y ligero es posible gracias a las singularidades de esta molécula, que ha convertido a los seres humanos en incansables panívoros durante, al menos, los últimos 10.000 años de historia. Sin embargo, conviene recordar que no todo el mundo puede darse el gusto de pegarle un mordisco a una tosta o a una pizza tradicional. El sistema inmune de los afectados por la llamada enfermedad celíaca –la sufre una de cada cien personas, aproximadamente– consideran el gluten como un peligrosísimo cuerpo extraño del que se debe defender con uñas y dientes.

Este error defensivo lleva a que, tras ingerir pan, pasta o galletas, se desencadene una agresiva reacción en el que inflama y destruye el epitelio digestivo –ver gráfico de abajo–. La consecuencia inmediata es que las vellosidades con forma de dedo que cubren la mucosa intestinal, llamadas enterocitos, se atrofien. Con semejantes daños, resulta imposible absorber de forma adecuada los nutrientes de los alimentos.

Como, hoy por hoy, no existe tratamiento para esta intolerancia, el único modo de evitar la anemia, la diarrea crónica, la osteoporosis grave o el retraso en el crecimiento que acarrea es someterse a una dieta estricta, ausente de gluten, de por vida. Eso implica renunciar a toda la comida que contenga cuatro tipos de grano: trigo, centeno, cebada y avena. También están prohibidos híbridos o derivados de estos, como el kamet, la espelta y el triticale.

La preocupación de los expertos sanitarios por la celiaquía es más que comprensible si tenemos en cuenta que actualmente hay cuatro veces más afectados que hace cincuenta años, tal y como sacaba a la luz la clínica estadounidense Mayo en un estudio publicado por la revista Gastroenterology. “Algo ha cambiado en nuestro entorno que vuelve la dolencia más común”, advierte el gastroenterólogo Joseph Murray, coautor de la investigación, aunque de momento admite desconocer en qué radica ese cambio.


Ahora bien, como señala Elena Sanz en el reportaje de Muy Interesante, la vida sin trigo, centeno, cebada y avena es posible. Y, además, los siguientes vegetales, libres de la molécula perjudicial para los celíacos, ofrecen interesantes propiedades gastronómicas y nutricionales.

-Quinoa. Este cultivo milenario constituyó uno de los principales alimentos de los pueblos andinos preincaicos. Tradicionalmente su semilla se tuesta para hacer harina, con la que se hornean distintos tipos de panes. Los granos de quinoa también se consumen cocidos y añadidos a las sopas, como pastas o para obtener cerveza y chicha, bebida tradicional latinoamericana.
Nutricionalmente no tiene desperdicio: proporciona proteínas de calidad y contiene abundantes minerales –el triple de calcio y hierro que el trigo, por ejemplo– y fibra.

-Amaranto. Conocido también como espinaca china, es otra especie procedente de los Andes. En realidad, se trata de un pseudocereal, es decir, presenta una cocción y sabor similares a los de los cereales. En la lengua quechua lo llamaban kiwicha, que significa ‘pequeño gigante’, y se le atribuía propiedades milagrosas. Quizá esta admiración tiene que ver con que la semilla de amaranto almacena entre un 14% y un 19% de proteína vegetal, con un elevado porcentaje de lisina, aminoácido fundamental para el organismo. De hecho, se considera un superalimento, ya que con 150 gramos al día se aseguran los requerimientos diarios de magnesio y hierro. Además, contiene el doble de calcio que un vaso de leche. En la foto, dulces elaborados con él. 

-Plátano. ¿Espaguetis y macarrones hechos con la carne de esta fruta? Es la última  –y sabrosa– propuesta sin gluten. La han creado nutricionistas de la Universidad de Brasil a partir de plátanos verdes, un producto que hasta ahora tenía poco aprovechamiento industrial. La receta de esta original materia prima incluye harina de plátano verde, clara de huevo, agua y goma xantana.
Según los investigadores, apenas tiene grasa –se reduce en un 98%–, es rica en proteínas y resulta menos pegajosa que la pasta convencional. Quienes la han probado aseguran que su aroma, sabor y textura resultan incluso mejores que los de algunos productos hechos con trigo.

-Teff. En la dieta de los etíopes no falta este cereal de la familia de las gramíneas que se emplea sobre todo para elaborar diferentes tipos de injera –pan plano similar a la tortita–, gachas y piensos. También sirve de ingrediente principal para preparar una bebida alcohólica local llamada katikalla y la cerveza t’ella o fersso.






martes, 23 de febrero de 2016

Oculus Rift: despega la realidad virtual


Vivimos el año de lanzamiento de los dispositivos  que van a popularizar esta invención que hace posible pilotar un Fórmula 1, pasearse por el  Egipto de los faraones o vibrar en un concierto de rock sin salir de casa.


Llevamos décadas escuchando hablar de ella, leyendo sobre sofisticados y carísimos sistemas diseñados para que unos pocos privilegiados disfruten de exóticas experiencias a capricho. En este 2016, la popularización de la realidad virtual  (RV) llega al fin con dispositivos como las gafas Oculus Rift, enfocados en principio a los videojuegos, pero que pronto se usarán en disciplinas como la medicina, la enseñanza y el turismo marcando un antes y un después. El desarrollo de la RV engarza con el viejo anhelo de sumergirnos en escenarios imaginarios o lejanos que de otra forma resultarían inalcanzables. Ahora podemos cumplir ese sueño.

Sobrevuelo Mallorca. Hace unos meses, un dron grabó imágenes en 360 grados de la isla para que hoy, sin moverme de casa, yo sienta lo mismo que una gaviota cuando planea por los acantilados. Si miro al frente veo las olas rompiendo suavemente en las rocas. Si giro la cabeza, se extiende a mis pies el campo verde. Al ponerme las gafas de RV y comenzar la grabación, he tardado unos segundos en darme cuenta de que la imagen que tenía delante no era plana. He girado nervioso el cuello en todas las direcciones para comprobar que el paisaje no se acababa, como si no me lo terminara de creer.

La joya de la corona. Las gafas Oculus Rift son una mezcla de tecnología puntera 
y sencillos principios técnicos. Necesitan un ordenador potente, 
ya que el PC al que se conectan por HDMI o USB 
es el motor que les permite trabajar a pleno rendimiento. 


“Está cambiando el mundo y pocos lo saben”, dice Edgar Martín-Blas, fundador de New Horizons RV, productora y consultora especializada en realidad virtual. “Yo era director creativo en Tuenti, pero cuando recibí las gafas paré lo que tenía entre manos. Pensé en cómo iban a cambiarlo todo. He visto a dueños de empresas del Ibex 35 alucinando como niños cuando les enseñaba lo que se podía hacer con la realidad virtual”.

Las gafas de las que habla Martín-Blas son las Oculus Rift, uno de los nombres clave de esta revolución. El otro es Palmer Luckey, el californiano que las inventó en 2012, cuando tenía diecinueve años. Luckey, un homeschooled (niño educado en casa) aficionado a la electrónica y obsesionado con los videojuegos y las películas de ciencia ficción, compraba piezas en internet para crear su propia tecnología. Al tiempo que ganaba dinero ensamblando móviles que luego vendía, buscaba la fórmula para diseñar un sistema de realidad virtual efectivo, con la mira puesta en los videojuegos. Y dio con la tecla.

“Sin ser ingeniero, solo con sentido común, Luckey juntó correctamente tres elementos muy básicos: el acelerómetro de un móvil, dos lentes de ojo de pez y una visión estereoscópica”, explica Martín-Blas. “El mayor problema que habían tenido los intentos previos –continúa– era la latencia: cuando te ponías un casco y mirabas a los lados siempre había al menos un segundo de retardo entre tus movimientos y los de la imagen, por lo que no engañábamos al cerebro, y era mareante. Palmer solucionó ese problema metiendo el acelerómetro de un móvil en las gafas”.
En abril de 2012, Luckey completó el sexto prototipo de su plataforma casera de RV. Lo llamó Rift (brecha o grieta) pensando en la reducción –o eliminación– de la distancia entre el mundo real y el virtual que su invento lograba. Hubo dos factores que impulsaron su trabajo. Por un lado, el uso del llamado open sour-ce o código abierto, ya que Luckey podía compartir información relevante con profesionales y frikis de la tecnología que perseguían el mismo objetivo.

Por otro, el crowdfunding que puso en marcha en 2012 para financiar la fabricación de su invento, bajo la promesa de enviar una unidad del prototipo a los que invirtieran en él. El resultado fue bestial, una de las colectas más célebres de la historia de internet. El objetivo inicial de reunir 250.000 dólares se multiplicó por diez, hasta los 2,5 millones de dólares, gracias a 9.522 mecenas. Así comienza el reportaje Despega la realidad virtual que David Losa publica en la revista Muy Interesante n.º 418 del mes de marzo y donde profundiza en las posibilidades reales a corto y medio plazo de la realidad virtual.