El hígado, el órgano sólido más grande del cuerpo, que en realidad es
una glándula, recibe 1,5 l de sangre por minuto, lo que da idea de su papel
crucial en el organismo. En la revista Saludable n.º 6 de Muy Interesante te explicamos que el hígado es al mismo tiempo un laboratorio y una fábrica. Por
una lado, procesa y adapta los nutrientes que absorbe el intestino delgado, y
por otro, neutraliza y elimina los tóxicos que recibe o que genera el propio
cuerpo.
¿Sabías que está estrechamente ligado al colesterol? Produce
casi la mitad del que tenemos; el resto proviene de los alimentos. El hígado lo
usa para formar la bilis, imprescindible en la absorción de las grasas. Los
componentes que genera actúan como un detergente, haciendo que aquellas se
disuelvan en el intestino para poder ser metabolizadas y pasar después al
torrente sanguíneo.
Básicamente, el hígado cumple tres funciones:
2. Sintetizar. Sin el hígado nos desangraríamos, porque produce los factores de coagulación que evitan las hemorragias. Además, interviene para
que los alimentos se conviertan en proteínas, grasas e hidratos de carbono. Una
de las proteínas que sintetiza se transforma en la hormona angiotensina, que regula la tensión
arterial.
3. Depurar. El hígado transforma los elementos que serían tóxicos para el
organismo antes de eliminarlos. El amoniaco, que se genera en la digestión, o
el alcohol que ingerimos son dos de ellos. Una vez que los fármacos han surtido
efecto, los neutraliza para que su acumulación no cause daños. También acaba
con ciertas bacterias de la sangre y destruye los glóbulos rojos y
los blancos que, envejecidos, ya no pueden llevar a cabo su cometido biológico.
los blancos que, envejecidos, ya no pueden llevar a cabo su cometido biológico.
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