La contaminación atmosférica favorece la obesidad, según un estudio realizado en ratas.
Creíamos que lo que no mata engorda, pero hay algo que puede tener los dos
efectos: la contaminación atmosférica. Lo ha comprobado un equipo de las
universidades de Pekín y de Duke (EE. UU.) en ratas embarazadas y en sus crías, según informa la nueva revista SALUDABLE de Muy Interesante.
Las dividieron en dos grupos: a uno lo encerraron respirando aire contaminado
de la capital china y el otro disfrutó de un ambiente limpio. Tras dos semanas,
los roedores del primer grupo habían subido de peso un 7% con respecto a los del segundo, y
a las dos semanas la báscula se había disparado un 15%.
Además, tenían el hígado y los pulmones inflamados, y un
análisis de sangre reveló que sus niveles de colesterol y triglicéridos los
situaban al borde de la diabetes.
Zhang Junfeng, uno de los investigadores , explica que “las
partículas contaminantes afectan al metabolismo de la grasa y el azúcar, y
hacen que la energía se acumule en el cuerpo”. El futuro pinta muy negro porque
el aire de la ciudad induce al sedentarismo. “Pensemos en cuántos días se
recomienda a los estudiantes no salir a hacer deporte al aire libre”, concluye
el experto.
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