Fue Quevedo quien dijo que
“todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado”. Es
condición humana dilatar en la medida de lo posible la juventud, y poner cada
vez más lejos la frontera de la vejez. Gracias a los avances médicos y, sobre
todo, a las mejoras en la alimentación y la higiene, lo estamos consiguiendo.
Por otro lado, la nueva ciencia de la gerontología ha puesto en manos de los
médicos un arsenal de herramientas para combatir las dolencias que afectan a
los más mayores y convertir el último tramo de nuestras vidas en una
experiencia cada vez más larga, grata y saludable. Así, hoy mucha gente con
setenta y ochenta años no se siente senil, vieja.
Dicen los científicos que
estamos genéticamente programados para vivir un máximo de 120 años, y que
quizá ya han nacido los primeros bebés que llegarán sin problemas a esa edad.
Pero Aubrey de Grey desafía dicho límite: según este biogerontólogo de la
Universidad de Cambridge (Inglaterra), podríamos cumplir quinientos con salud
haciendo ciertos ajustes en nuestra biología.
La lucha contra los estragos
del tiempo es uno de los campos más apasionantes de la biomedicina actual. La periodista científica Joana Branco ha se ha puesto en contacto con cuatro
especialistas internacionales en longevidad para ponernos al día sobre el alcance y los límites de sus trabajos: Richard Miller es profesor de
Patología en la Universidad de Míchigan y director del Centro Nathan Shock en
Biología Básica del Envejecimiento de EE. UU; João Pedro de
Magalhães lidera un laboratorio de investigación en la Universidad de
Liverpool (Reino Unido); Gustavo Barja es profesor en
la Facultad de Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid; y Jay Olshansky que imparte clases
en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Illinois, en Chicago.
A partir de las entrevistas con estos cuatro expertos, Branco nos ofrece Diez ideas científicas para cumplir cien, en el dossier Vivir más y mejor que publica en la revista Saludable n.º 6 de Muy Interesante. Por ejemplo, el cuarteto de expertos responden así a estas cuestiones:
“Por desgracia, aún no,
aunque se han producido enormes avances en modelos animales a través de la
manipulación genética, la dieta o con el uso de fármacos específicos”,
contesta De Magalhães. ¿Y en humanos? Hasta ahora ninguna intervención ha
logrado ralentizarlo, aunque Olshansky dice, sin dudarlo, que no es ciencia
ficción: “Sabemos que podemos conseguirlo porque todo indica que el secreto
de los centenarios es un ritmo desacelerado de deterioro que retrasa la
aparición de muchas enfermedades”.
2. ¿Cuál es el mayor reto al que se
enfrentan los expertos?
Miller ve una predisposición
irracional a considerar peligrosa esta rama de la ciencia: “Interesarse por
una enfermedad relacionada con la vejez, como el cáncer y la diabetes, se ve
como algo maravilloso. Pero intentar frenarlas a la vez, atajando el proceso
de senescencia, causa rechazo. ¡Como si
quisiéramos llenar el mundo de personas infelices y no productivas! Es difícil hacer entender que el objetivo consiste en lo contrario. Este miedo es la mayor traba”.
“Hay que elegir progenitores
y abuelos bastante longevos”, contesta en tono divertido Olshansky. “El
estilo de vida influye en alguna medida, pero no de forma drástica. Quienes
llegan a centenarios se lo deben a sus genes”, señala Miller. A pesar de
ello, Barja añade que la única fuente de juventud que conocemos hoy es el ejercicio: “Hay que moverse, comer variado y
evitar la obesidad y el estrés. Ninguno de estos factores retrasa el
envejecimiento, pero previenen la muerte prematura”. Miller sugiere que
“financiar a quienes investigan en esta materia es la mejor apuesta”.
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jueves, 7 de abril de 2016
Diez ideas científicas para cumplir cien años
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