Un estudio internacional liderado por la Universidad deGranada en la revista estadounidense Mayo Clinic Proceedings asegura que la obesidad no es otra cosa que un exceso de peso corporal causado tanto por la acumulación de grasa como de músculo para una altura dada, y no solo por la acumulación excesiva de grasa corporal, como se creía hasta ahora.
La investigación, pionera a nivel mundial, tuvo en cuenta datos
de más de 60.000 personas, que fueron seguidas durante un promedio de quince
años para estudiar cómo factores como la obesidad –enfermedad que en 2014 ya afectaba a más de 600 millones de adultos en el mundo– predicen el riesgo de morir
por enfermedad cardiovascular. Este estudio, a diferencia de la mayoría de estudios
longitudinales de similares características, evaluó no solo el peso y talla de
los participantes, lo que permite calcular el llamado índice de masa corporal o
IMC, sino que además evaluó la cantidad de grasa y músculo de los
participantes mediante la medición de pliegues cutáneos en unos y el pesaje
hidroestático en otros.
No hay que olvidar que el índice de masa corporal o IMC lo
propuso por primera vez Adolphe Quetelet en 1832, se usa internacionalmente
para definir cuando una persona tiene sobrepeso (IMC ≥ 25kg/m2) u obesidad
(IMC ≥ 30kg/m2), y desde entonces hasta la fecha se ha usado en más de 100.000
artículos científicos publicados. “Sin
embargo, el IMC recibe al mismo tiempo muchas y muy fuertes críticas, por su
falta de capacidad para discriminar si un alto peso corporal se debe a que la
persona tiene mucha grasa, mucho músculo o ambos. Muchos autores proponen que
se debería usar el porcentaje de grasa en lugar del IMC, sobre todo cuando se
estudie en relación con la enfermedad cardiovascular”, explica el investigador
de la UGR y coordonador de la investigación Francisco B. Ortega.
El investigador y coordinador de la investigación Francisco B. Ortega. |
En el estudio realizado en la UGR, sus autores se plantearon si realmente una
medida precisa de la grasa corporal sería un predictor más potente de mortalidad
por causa cardiovascular que el simple, barato y rápido de medir el IMC. Para
sorpresa de muchos, el resultado fue justo lo opuesto: el IMC fue un predictor
significativamente más potente que el porcentaje graso en la predicción del
riesgo futuro de morir por enfermedad cardiovascular. “Nosotros nos
planteamos que una hipótesis posible sería que no solo grandes cantidades de
grasa se asocien con mayor riesgo, sino quizás también grandes cantidades de
músculo o masa no grasa”, apunta Ortega.
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