Investigadores del Instituto de Neurociencias de la UAB (INc) han identificado la alteración bioquímica y molecular que provoca la resistencia a la radioterapia y la quimioterapia en el glioblastoma, el tumor cerebral más agresivo. El hallazgo podría permitir en un futuro diseñar nuevas terapias más eficaces.
El glioblastoma es la manifestación más agresiva de los tumores cerebrales, la
segunda forma más común de cáncer infantil y que solo en España afecta a 3.500
personas cada año. Debido a la elevada capacidad invasiva y su crecimiento
descontrolado infiltrativo, es un proceso canceroso especialmente difícil de
combatir. Actualmente, el tratamiento establecido para los pacientes con estos
tumores consiste en la combinación de cirugía (cuando es posible), radiación y
quimioterapia. Esta terapia ha resultado ser parcialmente eficaz, pues ha
permitido que la supervivencia global de los pacientes alcance los quince meses
por término medio. Sin embargo, esta estratagema terapéutica sigue siendo
ineficaz para erradicar completamente las células malignas y, por desgracia,
las recurrencias son otro de los hechos característicos de este cáncer.
Un equipo de investigadores del Instituto de Neurociencias de la UAB, junto con
los de otros centros catalanes, ha identificado una alteración molecular común
en el glioblastoma. En efecto, los investigadores han observado que las células
de este tipo de tumor albergan un defecto intrínseco común que consiste en una
incapacidad para degradar su material genético durante la apoptosis, la forma
más importante de muerte celular programada inducida por la radioterapia y por
agentes quimioterapéuticos.
Este defecto está relacionado con la endonucleasa activada por caspasas (,DFF40
/ CAD). Esta enzima, esencial para que la célula degrade su ADN durante el
suicidio celular, aparece disminuida y localizada de manera incorrecta dentro
de las células tumorales en comparación con las sanas. Los investigadores han
observado que la sobreexpresión de la enzima permite a las células del
glioblastoma degradar correctamente su contenido genómico, de acuerdo a lo que
se espera de una muerte celular apoptótica.
La degradación del ADN durante la apoptosis es esencial para que la posterior eliminación de los restos celulares se produzca de forma correcta. De hecho, la falta de degradación y eliminación del material genético proveniente de células malignas podría acarrear consecuencias perjudiciales para el organismo, como el rebrote de nuevos procesos tumorales, a menudo más agresivos que el original.
A pesar de los esfuerzos realizados durante la última década, hasta ahora no se
había encontrado ningún defecto genético ni bioquímico común en las células del
glioblastoma. El descubrimiento, los bajos niveles de expresión de la enzima
endonucleasa DFF40/CAD observados y la deficiencia para degradar y compactar de
forma adecuada su material genético, constituyen un potencial marcador molecular
en este tumor. Además, el hecho de que esta alteración se haya observado en
todos los casos estudiados hace pensar en su posible relevancia de cara a
entender la agresividad de este cáncer. Los investigadores esperan que estos
nuevos resultados ayuden a entender mejor lo que está pasando en el interior
del tumor y, tal vez, permitan diseñar en un futuro nuevas terapias más
eficaces para esta enfermedad letal.
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