Algunos tienen que ver con momentos traumáticos o relaciones
tóxicas que minan la autoestima y otros se derivan de factores físicos y
problemas de aceptación del propio cuerpo, dice Luis Muiño en la revista Preguntas y Respuestas N.º 35 de Muy Interesante. Pero la mayoría de estas
inseguridades son culturales, pues hay gente que asume que la sociedad le exige
un determinado rendimiento sexual, lo que produce una gran presión psicológica
y el desarrollo de un complejo.
En los hombres, son frecuentes el miedo a no poder alcanzar
una erección –el gatillazo– y la inseguridad con el tamaño del pene. Entre las
mujeres, algunos complejos tienen que ver con el aspecto físico –estar gorda–,
otros con el atractivo erótico –pechos pequeños– y otros con la destreza en el
desempeño sexual –miedo a que el compañero piense que es sosa en la cama– o con
la incapacidad para llegar al orgasmo.
El problema es que la inseguridad lleva a la autoobservación
obsesiva. En lugar de disfrutar del sexo, uno se dedica a verse desde fuera y
eso hace perder fluidez y relajación, concluye Muiño.
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