Científicos de la Universidad de Granada han desarrollado un nuevo sistema, económico y rápido, que permite averiguar si un niño de entre dos y cuatro años sufre celiaquía silente, esto es, aquella que pasa desapercibida a ojos del médico por tener síntomas menores, imperceptibles hasta por el propio paciente.
La nueva técnica, sencilla y no invasiva, ha sido desarrollada por Mª Vega Almazán Fernández de Bobadilla, investigadora del departamento de Pediatría de la Universidad de Granada, y permite detectar si un niño es celíaco sin necesidad de realizar una extracción de sangre. Además, no precisa personal experimentado (aunque la interpretación sí debe ser realizada por personal sanitario); es rápida (se realiza en 10 minutos); y económica (10-12 euros por dispositivo). “La idea de realizar este trabajo surgió para tratar de responder a la pregunta clínica surgida de mi asistencia clínica diaria: ¿qué prevalencia oculta o silente existe de la enfermedad celiaca en nuestro medio?”, confiesa Almazán.
No hay que olvidar que la enfermedad celiaca silente es aquella que pasa desapercibida a ojos del médico, debido a que discurre con síntomas menores imperceptibles hasta por el propio paciente. La celiaquía es una enfermedad sistémica causada por una intolerancia permanente al gluten, proteínas de pequeño tamaño que forman parte de la harina de los cereales de secano, fundamentalmente el
trigo, pero también la cebada, el centeno, la avena y cualquiera de sus
variedades e híbridos. Afecta a personas con susceptibilidad genética y se manifiesta mediante síntomas intestinales–malabsorción intestinal, distensión abdominal, diarrea, dolor abdominal– y extradigestivos –cutáneos, dolores articulares, cefalea–.
Actualmente, para diagnosticar la enfermedad celíaca es necesaria la combinación de una sintomatología clínica, un estudio en sangre de anticuerpos de enfermedad celiaca positivos y un estudio histológico compatible mediante biopsia intestinal. Los objetivos del estudio realizado en la Universidad de Granada y cuyos resultados aparecen en la revista Pediatric Research no fueron otros que estudiar la prevalencia silente de la celiaquía en edad infantil. Para ello, se utilizaron unos dispositivos novedosos que permiten detectar los
marcadores de la enfermedad, o sea, autoanticuerpos, en la sangre capilar de los pequeños.
"Basta con una punción en el pulpejo del dedo del niño para extraer una gotita
de sangre que se depositará en el dispositivo y, en caso de que este padezca la enfermedad, aparecerá una línea color rosada, similar a la de los
tests de embarazo, lo que significará que en su sangre existen esos
autoanticuerpos característicos de la enfermedad”, explica Almazán. Un resultado positivo del dispositivo precisará confirmación con analítica de
sangre y medición de los anticuerpos de la enfermedad por otros métodos, pero
un resultado negativo permitirá descartar la enfermedad de un modo bastante
seguro.
“Como hemos visto en nuestro estudio, un resultado negativo de la tira
reducía la probabilidad de ser celiaco a cero, dado su elevado valor predictivo
negativo”, comenta la experta. Y añade: “Se trata de un estudio novedoso, pues a nivel español y europeo son
pocos los trabajos publicados con estos dispositivos en población aparentemente
sana. Disponer de este tipo de métodos
diagnósticos en la consulta del médico de cabecera o del pediatra permitiría
encontrar los casos de enfermedad celíaca que no se diagnostican debido a su
sintomatología atípica y evitar procedimientos y derivaciones innecesarias, ya
que un resultado negativo evitaría la necesidad de extracción sanguínea o de
derivación a consulta especializada”.
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