Aumentar el gasto en alimentación se asocia a una mejora de
la calidad de la dieta, especialmente a un aumento del consumo de fruta y
verdura y, por tanto, a una evolución favorable del peso y a una disminución
del riesgo de padecer enfermedades cardiometabólicas, como la obesidad, la diabetes
y los problemas cardiovasculares. Lo afirma un estudio epidemiológico realizado
por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas
(IMIM), en Barcelona.
El estudio ha consistido en hacer un seguimiento, a lo largo
de diez años, de un grupo de 2.181 hombres y mujeres españoles de entre 25 y 74
años, pertenecientes al estudio REGICOR (Registro Gerundense del Corazón). A
todos ellos se les midió el peso y la altura, y se almacenó los datos
dietéticos obtenidos mediante un cuestionario de frecuencia alimentaria
validado científicamente. La media de gasto alimentario se calculó con los
datos oficiales del Gobierno.
En palabras de Helmut Schröder, investigador del grupo de
investigación en riesgo cardiovascular y nutrición del IMIM, “hemos visto que un incremento de 1,4 euros
de media en el gasto alimentario está asociado a un aumento de consumo de
verduras de 74 gr y de fruta de 52 gr por persona y día, en una dieta de 1.000 kcal.
Por el contrario, una reducción de 0,06 euros de media está asociado a una
reducción de consumo de verdura de 121 gr y de fruta de 94 gr, además de a un
aumento de la ingesta de alimentos como el fast food y la bollería”. Estas diferencias implican un aumento
de peso que podría estar relacionado con un mayor riesgo de tener
complicaciones cardiometabólicas en un futuro, según Schröder .
No hay que olvidar que una dieta saludable es básica para mantener
una buena salud física y mental, y su calidad depende de la elección personal
de los alimentos, que está condicionada, en gran parte, por el precio de la
comida, la cultura, el gusto y la conveniencia. Entre los años 2000 y 2010 los
precios del súper aumentaron bruscamente en España con respecto a los alimentos
saludables, si se comparación con los insanos. El coste de los primeros, es
decir, aquellos con bajo contenido energético y ricos en nutrientes, como es el
caso de la fruta, se incrementó en un 50 %, mientras que las pastas o los
productos procesados aumentaron solo un 10 % y un 23,1 %, respectivamente.
Este trabajo es importante para sensibilizar a los
responsables de Salud Pública ya que subraya la necesidad de hacer políticas y
acciones que promuevan dietas saludables accesibles a todos los niveles de
ingresos. Esto debería tener implicaciones en el precio de los alimentos, de la
agricultura, en las políticas fiscales y en la puesta en marcha de programas de
ayuda al consumidor.
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