¿Quieres componer una canción exitosa, inolvidable y
pegadiza, que arrase en las listas musicales? He aquí la fórmula científica:
usa pocos acordes, a ser preferible cuatro siguiendo la progresión I-V-vi-IV,
opta por un tempo de 120 pulsos por minuto, añade segundas voces, incorpora
alguna nota disonante y elige un compás de cuatro por cuatro.
Que unas canciones se conviertan rápidamente en hits y otras
apenas suenen un par de veces en las emisoras de radio no se puede atribuir
únicamente a la suerte ni al trabajo de las discográficas. Hay composiciones
que, por su estructura, están predestinadas a triunfar y que se pueden
identificar de forma científica. Lo sabe bien Tijl De Bie, experto en
inteligencia artificial de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, quien ha desarrollado un
programa informático que predice si un tema será un éxito o pasará a la
historia sin pena ni gloria.
Gareth
Gates
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El software de De Bie se basa en un análisis exhaustivo de
los títulos y las listas musicales británicas del último medio siglo. Para
valorar las posibilidades de una nueva canción, tiene en cuenta veintitrés
características, algunas más evidentes, como la longitud y la velocidad –el
llamado tempo–, y otras más complejas, caso de un ritmo mantenido y constante a
lo largo de la melodía, el volumen y su capacidad de ser bailable. Todos esos
parámetros se combinan en un algoritmo que cuantifica las posibilidades de
éxito comercial de cualquier composición. En suma, se puede calcular
matemáticamente si el nuevo sencillo de un cantante será del agrado de la
mayoría, según De Bie.
Para este investigador, los análisis muestran que los gustos
musicales evolucionan, algo que su programa también tiene en cuenta. En lo que
se refiere al tempo, mientras que en los ochenta y los noventa triunfaban las
baladas, desde el año 2000 existe una clara preferencia por las canciones
rápidas. Además, se ha comprobado que los ritmos binarios simples, como el 4/4,
gustan más que los compases complejos.
Adele |
Las opciones que tiene una canción de alcanzar el top ten se
multiplican si incluye segundas voces o coros detrás de la voz principal, dice
otro estudio de la Universidad del
Sur de California que explora la fórmula del éxito musical. En cuanto a
la instrumentación, tienen más probabilidades los temas con pocos instrumentos
–uno o dos– o también con muchos, a partir de cinco, lo cual choca con la
tendencia general de la mayoría de las composiciones, que suelen ir acompañadas
de tres, cuatro o cinco, tal como apunta Joseph Nunes, coautor del trabajo.
De este modo comienza el reportaje de Elena Sanz sobre la ciencia de los éxitos musicales que publica en la revista Muy Interesante N.º 417 del mes de febrero. Suerte, trabajo, talento... más cierta secuencia de acordes,
un ritmo persistente, el tempo preciso. Estudios científicos revelan cómo las
canciones de éxito engatusan al cerebro. Además, Sanz desmenuza el secreto de cuatro canciones que han conquistado nuestros oídos:
1. La mejor para despertar:
Viva la vida, de Coldplay.
Según ha concluido en un estudio realizado para Spotify el
psicólogo musical David M. Greenberg, de la Universidad de Cambridge, hay tres
características que hacen que una canción sea más eficiente para ayudarnos a
inaugurar el día con energía: que empiece suave y tienda a crecer, que tenga
una letra y una música cargadas de positividad y que el tempo (o velocidad) sea
alto, entre 100 y 130 pulsos por minuto. Viva la vida cumple esos requisitos a
la perfección.
2. La más pegadiza:
We are the champions, de Queen.
Por mucho tiempo que pase, sigue siendo irresistible. Muy pocas
canciones son tan capaces de seguir repitiéndose en tu cabeza durante horas o
días tras escucharla como este clásico de Queen, compuesto por Freddie Mercury
en 1977. Lo revelaba un estudio dirigido por el musicólogo Alisun Pawley y el
psicólogo Daniel Mullensiefen. El segundo puesto le corresponde a otro himno
histórico, Y.M.C.A., de los Village People.
3. La más emblemática:
Smells like teen spirit, de Nirvana.
Un software desarrollado por Mick Grierson, de la
Universidad de Londres, que analiza los pulsos por minuto, los acordes, el
tono, así como la variedad de timbres y sonidos de una canción ha encumbrado
esta composición de Nirvana como la más icónica de todos los tiempos, con su
famoso y potente riff (o frase musical) inicial de cuatro acordes. Le siguen
muy de cerca Imagine, de John Lennon; One, de U2; y Billie Jean, de Michael
Jackson.
4. La más relajante:
Weightless, de Marconi Union y Liz Cooper.
Un tempo estable de 60 pulsos por minuto hace que las ondas
cerebrales y el latido cardiaco se sincronicen con esta canción, creada hace un
año por una banda británica en colaboración con un equipo de compatriotas
científicos. Además, los bajos o tonos graves de la melodía también ayudan a
inducir un estado de calma. Electra, de Airstream, y Watermark, de Enya, surten
también un efecto antiestrés similar, según los investigadores.
Excelente artículo. Como todos los de Muy Interesante. La verdad, artículos como este despiertan la curiosidad por saber que hay detrás de las cosas de este mundo. La moda, la música, la ciencia. Es decir, todo lo que nos rodea.
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