Una colaboración de dieciséis radiotelescopios consigue la imagen con mayor resolución de la historia de la astronomía. El trabajo ha sido liderado por investigadores del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía.
La imagen ha sido posible gracias a la técnica conocida como
interferometría de muy larga base
–VLBI, por su acrónimo en inglés–, que desde
1974 permite que múltiples radiotelescopios separados geográficamente trabajen
al unísono, funcionando como un telescopio con un diámetro equivalente a la
distancia máxima que los separa.
La astronomía en ondas de radio, un tipo de luz indetectable
a simple vista, resulta imprescindible para el estudio de la formación de
estrellas o de los agujeros negros supermasivos, al permitir observarlos con
una resolución angular miles de veces mejor que la que podemos obtener con
telescopios ópticos. "Al combinar por primera vez todas estas antenas
hemos logrado la resolución que tendría una antena con un tamaño equivalente a
ocho veces el diámetro terrestre, unos veinte microsegundos de arco",
apunta José Luis Gómez, investigador del CSIC en el Instituto de Astrofísica deAndalucía, que encabeza el estudio.
Visto desde la Tierra, esos veinte microsegundos de arco corresponderían
al tamaño de una moneda de dos euros en la superficie de la Luna, una
resolución que ha permitido atisbar con una precisión inigualable las regiones
centrales del objeto conocido como BL Lacertae, el núcleo activo de una galaxia
situado a novecientos millones de años luz y que está alimentado por un agujero
negro de unos doscientos millones de veces la masa de nuestro sol.
Los núcleos de galaxias activas son los objetos más
energéticos del universo y pueden emitir de forma continua más de cien veces la
energía liberada por todas las estrellas de una galaxia como la nuestra. Estas
galaxias contienen un agujero negro supermasivo de hasta miles de millones de
masas solares rodeado de un disco de gas y cuentan con la presencia de jets relativistas,
esto es, chorros de partículas subatómicas perpendiculares al disco que viajan
a velocidades cercanas a la de la luz.
"Parece claro que los jets se originan como
consecuencia de la caída de material del disco al agujero negro central, pero
aún desconocemos en gran medida cómo se forma el haz de partículas y cómo se
acelera hasta velocidades cercanas a la de la luz. Sabemos, sin embargo, que el
campo magnético juega un papel fundamental", señala Gómez.
La hipótesis predominante sostiene que, debido a la rotación
del agujero negro y el disco, las líneas de campo magnético se enrollan y
forman una estructura helicoidal que confina y acelera las partículas que
forman los jets. El estudio de BL Lacertae ha aportado un dato fundamental para
la confirmación de ese escenario, ya que ha permitido obtener la primera
evidencia directa de la existencia de un campo magnético helicoidal a gran
escala en un núcleo de una galaxia activa.
“La resolución proporcionada por RadioAstron nos permite una
visión única de las regiones más internas de los núcleos activos, donde se
produce la mayor parte de su energía”, comenta Yuri Kovalev, investigador del
Astro Space Center y director científico de la misión RadioAstron.
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