jueves, 3 de marzo de 2016

Antropoceno, el nuevo periodo de la Tierra dominado por la humanidad





El impacto global que la actividad humana tiene sobre el planeta lleva a muchos expertos a afirmar que hemos entrado en un nuevo tiempo geológico: el Antropoceno.


Como si de las páginas de un libro se tratara, las rocas cuentan historias. Cada uno de sus estratos encapsula relatos que contienen información sobre las moléculas que existían en la atmósfera de épocas pasadas, la temperatura que hacía, los animales y plantas que vivían entonces y los hábitats que ocupaban. Cada capítulo empieza desde cero, con un cambio completo de ambientes, de trama y de personajes. Comienzos abruptos y finales violentos que permiten definir la serie jerárquica de divisiones del tiempo geológico, reflejo de los principales acontecimientos de la historia del planeta.

De acuerdo con la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS, por sus siglas en inglés), el órgano responsable de establecer esos límites formales, el presente se sitúa en la época conocida como Holoceno, que a su vez se integra dentro del período cuaternario (iniciado hace 2,5 millones de años), en la era cenozoica (66 millones de años) y dentro del eón fanerozoico (541 millones de años), que marca el inicio de la expansión de la vida.


Paisaje del Pleistoceno / Ilustración: Mauricio Antón
El Pleistoceno dio paso a la segunda época cuaternaria, el Holoceno, que empezó hace 11.700 años y en la que el Homo sapiens desarrolló la agricultura, domesticó animales, creó herramientas cada vez más complejas, construyó asentamientos urbanos y empezó a alterar el medio ambiente a gran escala. Como consecuencia, la huella dejada por nuestra especie es hoy tan profunda que un número cada vez mayor de científicos cree que ya hemos entrado en una tercera época del Cuaternario: el Antropoceno.

“Usé esta palabra por primera vez en 2000 durante una conferencia”, recuerda el químico atmosférico y ganador del Premio Nobel Paul Crutzen a nuestra colaboradora Joana Branco y que recoge en su artículo Bienvenidos al Antropoceno, publicado en la revista Muy Interesante n.º  418 del mes de marzo. Y añade Crutzen : “Hablábamos de las alteraciones que ha sufrido el planeta y alguien mencionó el Holoceno. Pero el mundo ha cambiado tanto que no me parecía correcto seguir hablando de él. En el fragor del momento se me ocurrió decir que estamos en el Antropoceno, y la idea cuajó”.

Paul Crutzen
En la actualidad, este neologismo aparece en cientos de estudios y en el nombre de tres revistas científicas. Jan Zalasiewicz, geólogo de la Universidad de Leicester, recuerda que “el Antropoceno empezó a aparecer en publicaciones serias. Fue algo inaudito en el mundo de las escalas geológicas. Comprobé que la mayoría de mis colegas opinaba que el término era adecuado”.

Pero ¿hay algo realmente nuevo en el actual capítulo de la historia de la Tierra? “Episodios de calentamiento global, acidificación de los océanos o extinciones en masa han ocurrido mucho antes de que los humanos llegaran al planeta”, aclara Zalasiewicz. Philip Gibbard, exjefe del panel internacional de la ICS que supervisa el Cuaternario, se dio cuenta de que necesitaban “estudiar si la formalización del Antropoceno estaba o no justificada”. Así, en 2009 se formó el Anthropocene Working Group (AWG), liderado por Zalasiewicz y cuyo fin es, según este, “evaluar si hay datos que justifiquen añadir una nueva unidad de tiempo a la escala geológica”.

En su artículo, Branco advierte que definir el Antropoceno es como jugar a las adivinanzas, ya que las rocas que guardarán los vestigios de nuestro paso por la Tierra aún no se han formado. Pero el geólogo Colin Waters asume el reto y describe en su último estudio siete huellas humanas que serán visibles dentro de millones de años e identificarán esta época en el futuro.


1. Isótopos radiactivos. La oleada de ensayos nucleares llevados a cabo en la segunda mitad del siglo XX ha dejado la señal antropogénica más extensa hasta la fecha, según Waters: “El plutonio-239 será detectable durante 100.000 años. Pero aunque termine por desintegrarse, dará origen a una capa permanente de uranio-235”.

2. Plásticos. Se producen unos 500 millones de toneladas al año que tardan varios siglos en degradarse, pero es muy probable que en entornos como el océano se conserven casi indefinidamente. Incluso aunque se descompongan, dejarán un rastro persistente en ciertas condiciones. Y es que los plásticos no permanecen en la superficie del agua mucho tiempo, sino que terminan hundiéndose hasta formar parte del lecho marino.

3. Hormigón. Teniendo en cuenta que los antiguos griegos y romanos ya usaban primitivas formas de este material, sabemos que dura al menos unos 2.500 años. “En periodos más largos de tiempo, su interacción con las aguas subterráneas dará origen a fluidos alcalinos que dejarán una huella geoquímica inconfundible. Aunque la erosión logre borrar cualquier señal de nuestras ciudades, el registro geológico preservará esa firma, que ya es detectable en la actualidad”, dice Waters.

4. Hollín. Algunos marcadores de contaminación, como las partículas de hollín que resultan de la quema de combustibles fósiles, “son muy estables y se han encontrado esférulas de carbono, muy similares a las que liberan las centrales térmicas, creadas cuando un meteorito impactó contra la Tierra hace 65 millones de años. Estas partículas circulan por el aire y se conservarán  muy bien en el océano, los glaciares y los lagos”.

5. Nitrógeno. La inven­ción a inicios del siglo XX del proceso de Haber-Bosch para la creación de fertilizantes nitrogenados dio origen a una revolución en la agricultura. Sin embargo, su uso indiscriminado alteró drásticamente el ciclo del nitrógeno terrestre. “Se han detectado nitratos en muestras de hielo, donde se conservan en las burbujas de aire. Si el hielo sobrevive a los desmanes del clima, esos marcadores durarán millones de años”.

6. Gases de efecto invernadero. La concentración de dióxido de carbono y metano es hoy mayor que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Waters cree que “si sobrevive algún glaciar, este patrón podrá ser observado en las burbujas de aire atrapadas en el hielo. También quedará registrado, durante cientos de millones de años, en los depósitos de piedra caliza”.


7. Homogeneización de la vida. Hoy las especies se extinguen a un ritmo alarmante. Por otro lado, animales y plantas que vivían en territorios aislados proliferan ahora en zonas muy alejadas de su lugar de origen, muchas veces a costa de la fauna autóctona. “Los que sobrevivan a la sexta gran extinción darán origen a los fósiles del futuro, testigos duraderos de una alteración a gran escala de la biosfera”, remata Waters.


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